Historia de la ingeniería

"Enseñar a los jóvenes matemáticos, que se remitirán a estos Reynos, y los de América, para que se destinen e instruyan en la teórica y prácticamente, la geometría subterránea y mineralogía"

Así con esta condición que el Rey Carlos III impuso al ingeniero alemán Enrique Cristóbal Störr, cuando fue nombrado por Real Orden el 14 de Julio de 1777, Director de las Minas de Almadén, se creó en Almadén el primer centro de estudios superiores técnicos del país, la primera Escuela de Minas de España.

La Escuela de Minas de Almadén se convierte así en la primera institución en su género en España, y la cuarta en el mundo tras las de Freiberg (en Sajonia, 1767), Banska Stiavnica (Eslovaquia, conocida antiguamente por su nombre alemán Schemitz , 1770) y la de San Petersburgo (Rusia, 1772). Tras la de Almadén, se creará en París la quinta escuela de este tipo que sigue hoy en funcionamiento.

Una vez fundada la Academia, era necesario encontrar acomodo tanto para la enseñanza teórica, como para alojar al director y a los alumnos, pocos y pensionados a costa de la Real Hacienda. Los alumnos, escogidos por sus conocimientos matemáticos, de lógica, física y otros, tenían la obligación de asistir a clase diariamente, en traje académico y realizar prácticas en la mina. Las asignaturas impartidas eran geometría subterránea, física, química y mineralogía. El régimen de enseñanza era similar al de los ingenieros militares, de ahí que durante su formación obtuvieran el rango de cadetes de un regimiento de América y como tales fueran uniformados.

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Portada de la antigua Escuela de Almadén

Desde el momento que empiezan a impartirse este tipo de enseñanzas, afluyen a Almadén hombres interesados en conocer las técnicas mineras por las que sienten interés, curiosidad y vocación, saliendo de sus aulas, donde reciben enseñanzas teóricas, y de sus galerías, donde se ejercita la práctica de distintas especialidades, nombres que han sido y serán por siempre timbre de gloria y motivo de orgullo para España, como Fausto d'Elhuyar (descubridor del Wolframio), Andrés Manuel del Río (descubridor del Vanadio), Francisco de la Garza, Diego de Larrañaga, Casiano del Prado y tantos otros célebre ingenieros de minas.

Son años todos éstos de interés minero y bullicio en este campo, que se refleja en el interés de quienes gobiernan la nación a través de disposiciones y ordenanzas que van regulando la enseñanza de la minería y su extensión geográfica cada vez más amplia y deseada. Así en 1783 se dan en Aranjuez (Madrid), el día 22 de mayo, las famosas "Ordenanzas para la dirección, régimen y gobierno del importante Cuerpo de la Minería de Nueva España y su Real Tribunal General", que siguieron en vigor hasta un siglo después en las repúblicas de toda la América Meridional que estuvieron bajo el dominio de España.

La eficacia que los técnicos de la minería vienen demostrando en la dirección de explotaciones subterráneas, tanto en la península como en América, es tanta y tan prolongada que obliga a los responsables del gobierno a concederles el rango que tales conocimientos y eficacia merecen, estableciendo en el año 1835, mediante Real Decreto, la Escuela de Ingenieros de Minas de Madrid, que se inaugurará el día 7 de enero de 1836.

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Escuela de Mieres en su centenario de 1955

El traslado de la Escuela de Ingenieros a Madrid hace considerar a los responsables de tal hecho que "no había sido completa la enseñanza de la Minería, si solo se formasen ingenieros que muchas veces son incomprendidos por los operarios y no pueden llevar a cabo la vigilancia constante e inmediata que exigen los trabajos". Por ello, al mismo tiempo que se produce el traslado, se decide no interrumpir el funcionamiento de la antigua Academia, convirtiéndose en Escuela Práctica de Minería por R:O. de 3 de Abril de 1835, dedicándola a la instrucción de Capataces y por R.O. de 28 de febrero de 1841 se aprueba el reglamento que debía regirla con este nuevo carácter, determinando las asignaturas cuyas enseñanzas debían impartirse a lo largo de los tres años que constituye la nueva carrera.

Hay dos hechos que se ponen de manifiesto de forma palpable conforme a la minería se le presta mayor atención y cuidado: la necesidad de que las explotaciones cuenten para su dirección con técnicos competentes y que el número de éstos aumente suficientemente para que aquella necesidad pueda atenderse en la forma debida.

Como consecuencia de lo anterior se deriva el aumento que empieza a producirse en el número de Escuelas de Capataces de Minas que se van creando sucesivamente en España. A la de Almadén, siguieron la de Mieres (1854), Cartagena (1865), Linares, Huelva, Vera (Almería), etc. Paliando de esta forma la necesidad de técnicos a que antes se hacia referencia.

Las exigencias cada vez mayores en este campo de la técnica van influyendo decisivamente en incorporaciones y transformaciones no solo de las enseñanzas, sino de las denominaciones de las Escuelas de mayor bagaje de conocimientos para quienes se incorporan a las mismas y de la transformación de sus estructuras, perfeccionándolas sucesivamente. Así:

  • Una R.O. de 27 de abril de 1897 aprueba el nuevo reglamento de las Escuelas de Capataces de Minas, estableciendo que se impartan enseñanzas técnicas y prácticas mineras en tres años, con un claustro mínimo de profesores Ingenieros de Minas y dos profesores Capataces de Minas, consistentes en Aritmética, Álgebra y Geometría, Trigonometría, Topografía, Física, Química, Mineralogía, Ensayo de Materiales, Dibujo Lineal, Mecánica y Construcción, Laboreo de Minas, Metalurgia y Dibujo Topográfico.
  • El 25 de noviembre de 1931 se aprueba el reglamento para las Escuelas de Capataces Facultativos de Minas y Fábricas Mineralúrgicas.Por este reglamento la carrera aumenta en un año, pasando de tres a cuatro cursos, con la consiguiente ampliación de materias y mayor extensión del contenido de las mismas.
  • En 1950 se procede a una nueva reestructuración de las enseñanzas y se cambia la denominación del título de Capataz Facultativo de Minas y Fábricas Metalúrgicas por el de Facultativo de Minas y Fábricas Mineralúrgica y Metalúrgicas, manteniendo los cuatro años de enseñanza.
  • Mediante la Orden Ministerial de 20 de junio de 1962 vuelven a experimentar una transformación sustancial las enseñanzas de la carrera, con mayores exigencias para su ingreso en las Escuelas y nuevo cambio de denominación de título. Se amplían en un curso las enseñanzas, quedando constituidas por un Preparatorio, a continuación otro curso Selectivo y tres años más, cambiando el título de denominación, de Facultativo en Peritos de Minas y Fábricas Mineralúrgica y Metalúrgicas.
  • En virtud de una Ley dictada el día 29 de abril de 1964, vuelve a cambiar la denominación del título transformándose en Ingeniero Técnico, al mismo tiempo que se modifican y amplían de forma notable los contenidos de las enseñanzas y las formas de acceso a la carrera, creándose distintas especialidades.
  • Por aplicación de la Ley General de Educación y Financiamiento de la Reforma Educativa 14/1970 de 4 de Agosto, se produce la aparición del plan de estudios experimental con seis especialidades: Laboreo y Explosivos, Combustibles y Energía, Sondeos y Prospecciones Mineras, Metalúrgia, Cementos y Mineralúrgia y Instalaciones Electromecánicas Mineras.
  • El 25 de agosto de 1983 se aprueba la Ley Orgánica de Reforma Universitaria, y de conformidad con lo dispuesto en su artículo 29, así como con el artículo 10.2 del Real Decreto 1497/1987, de 27 de noviembre, se modifican nuevamente los planes de estudios de la carrera de Ingeniero Técnico de Minas con las denominaciones siguientes:
    • Ingeniero Técnico de Minas, especialidad en Explotación de Minas.
    • Ingeniero Técnico de Minas, especialidad en Mineralúrgia y Metalurgia.
    • Ingeniero Técnico de Minas, especialidad en Instalaciones Electromecánicas Mineras.
    • Ingeniero Técnico de Minas, especialidad en Sondeos y Prospecciones Mineras.
    • Ingeniero Técnico de Minas, especialidad en Recursos Energéticos, Combustibles y Explosivos.

En el momento actual nuestro sistema educativo se haya pendiente de una nueva revisión para la adaptación a las directrices de la Unión Europea, lo que va a suponer que durante esta primera década del siglo XXI asistamos a una nueva transformación de los estudios de Minas.


Luis Mansilla Plaza
Director E. U. P. de Almadén